Personal super sercano amable empático , es cómo estar en casa, el desayuno abundante sorprende rico , todo un placer para los sentidos,.
El desayuno era espectacular, y muy agradable por las mañanas desde una bonita terraza. El riad está muy cuidado, las habitaciones son amplias, y te permitirán vivir Meknès de una manera muy real. Pero lo mejor, el trato de su propietario, Anass, una persona muy atenta y hospitalaria, a la que no se le escapa ningún detalle, siempre ofreciendo lo mejor para todos sus clientes. Os hará sentiros en vuestra casa desde el primer momento, muy recomendable.
Es una casa/museo muy peculiar, con todos los rincones al detalle. Camas muy cómodas y ducha reparadora. El señor muy amable y acogedor.
El Dar es bellísimo, decorado con mucho gusto, todo al estilo árabe, habitaciones preciosas, tuvimos la suerte que nos diesen una habitación más grande que la que reservamos. En medio de la Medina pero muy fácil para llegar. Siempre con la atención de Rashid, un encantador anfitrión, te hacen sentir como en casa. Me encantó la experiencia, algo muy diferente a un hotel. Vale la pena conocer y abrirnos a las costumbres de donde viajamos.
Casa y jardín agradable
El desayuno y la cena pero escasa para 9 personas
La cena que fue elaborada y la experiencia de ver una casa normal marroquí.
Un Riad muy bonito, y una atención genial. Nos trataron como en casa. Buen desayuno
La casa parecía un palacio